Imagen de una maqama de "al Hariri"
YEHUDA AL.
HARIZI
La compleja gramática clásica de la lengua hebrea, originó
poesías de difícil compresión. Hubo que esperar hasta el siglo X para que se
produjera en al-Ándalus un verdadero renacimiento en la literatura hebrea, como consecuencia del renacimiento de la
cultura hebrea en general. Y fue la ciudad de Córdoba la cuna de este
importantísimo acontecimiento. El profesor Peréz Castro, en nuestra
universidad, señala que los hispanohebreos fueron capaces de desarrollar
durante los siglos medievales, que en otros países han podido recibir la
denominación genérica de “Edad Negra” o “Sombría”, todas las posibilidades del
espíritu, del intelecto, del sentimiento humano, sin cohibirlos ni limitarlos.
Moseh ibn ´Ezra menciona la superioridad de los judíos en
Al- Andalus, subrayando la gran importancia que tuvo para tal
superioridad el aprendizaje de la lengua árabe y su dominio por parte de los
judíos andalusíes, que estudiaron y comprendieron su gramática. Esto les llevó
a profundizar en el conocimiento de su propia lengua, la hebrea, y a descubrir
sus secretos, dando origen a la propia gramática hebrea. Así que al-Ándalus es
un periodo de esplendor para la literatura hebrea. Sin embargo, la actividad literaria de los judíos asentados en España
no nos es conocida más que a partir del s. X. La
conquista musulmana de Hispaña fue favorable a los judíos, que entraron en
comunicación directa y permanente con sus hermanos del oriente islámico y
supieron aprovechar los valores formales y temáticos de la literatura árabe,
que se había enriquecido con la de los pueblos que se habían anexionada al imperio musulmán. Una de las grandes figuras en
la literatura hebrea andalusí fue nuestro personaje, el autor y traductor
hebreo Yehuda al- Harizi.
En algunos manuscritos aparece su nombre como, Yehuda ben
Shelomo ben Al- Harizi. Yehudá al-Harizí nació en la segunda mitad del siglo
XII, son muy pocas las noticias con que contamos acerca de su vida. No hay acuerdo acerca del lugar
de su nacimiento: para algunos, nació cerca de Barcelona; su familia era
oriunda, probablemente, de Granada. Al- Harizi, más tarde se marchó a Toledo y
allí adquirió sus grandes conocimientos en lengua y cultura árabes. Por tanto,
nuestro personaje recibió una buenísima educación
y enseñanza, una formación literaria favorecida, de modo que él decía: “en
mi juventud solía llamar a las puertas de los sabios y de los hombres
ilustrados, acostumbraba a permanecer vigilante junto a las puertas de los
intelectuales y de los jueces, con la finalidad de recoger las perlas de sus
dichos”. Vivió entre Toledo, Cataluña y el Sur de Francia. Del mismo modo
La familia de la que procedía al- Harizi disponía de una situación económica
holgada. Él mismo decía en una de
las ocasiones: “en los días de mi juventud tuve riqueza y fortuna, poder y
opulencia”. Nuestro personaje recorrió África,
Europa y Asia, en concreto Oriente Medio, donde llevó a cabo sucesivas estancias en Egipto,
Palestina, Siria y Mesopotamia. Hubo en Harizi mucho de espíritu aventurero,
mucho de espíritu inquieto. Escribe: “cuando salí de mi tierra, me propuse
como uno de mis objetivos contemplar las maravillas del mundo y que ninguno de
sus secretos me quedaron oculto”. En otra ocasión escibe: “Dios movio mi
espíritu a montar naves, caminar por desiertos, por montañas llenas de leopardos y guaridas de leones,
dejando abandonada y desamparada la casa de mis padres”. En cuanto a su dominio de las
lenguas hebrea y árabe le hizo acreedor de un gran prestigio, ya que ello le
permitió realizar una gran labor como traductor. Una labor necesaria, debido,
por un lado a un éxodo importante de la población judía hacia tierras
cristianas, a mediados del siglo XII. Y por otro lado, con la perdida de
territorios musulmanes en manos de los cristianos, la lengua árabe en al
Ándalus entra en crisis, estaba perdiendo su prestigio, por eso surgió la
necesidad de traducir todas aquellas obras escritas en la lengua árabe a la
hebrea. Al Harizi pretendió emular en lengua hebrea los logros artísticos y
expresivos alcanzados por obras escritas en árabe. Por tanto su actividad
literaria tuvo dos vertientes diferenciadas, una como traductor y otra como creador
literario. Como traductor, desplegó un trabajo considerable. En la introducción
a su traducción hebrea del comentario de Maimónides al primer orden místico,
Zera´im (Las Semillas), dejó marcadas las pautas de la traducción. En principio
pretendía una traducción literal, pero, cuando ésta no era posible, hacía prevalecer la captación y salvaguardia
del sentido. Al- Harizi escribía:
“la normativa de la traducción que sigo, el camino por el que yo ando. Yo
traduzco en la mayoría de los lugares palabra por palabra, pero corro para
alcanzar primeramente el sentido…. Cuando me sobreviene en la lengua santa una
palabra más difícil que otra, la cambio, le quito su señorío y le entrego el
reino a la otra compañera
que es mejor que ella. A toda palabra árabe, que quiero trasladar, le asigno
cuatro o tres palabras (en hebreo) y sigo a la mejor de todas ellas…. Los
sabios de todas las lenguas están de acuerdo en que no se puedes traducir un
libro en tanto que (el traductor) no conozca tres cosas: 1. El secreto de la
lengua de cuyo dominio traduce, 2. El secreto de la lengua a la que traduce, 3.
El secreto de la ciencia cuyas palabras interpreta” por otra parte, al-
Harizi en la macama 18 señala las siete condiciones que debe satisfacer la
buena poesía, algunas de cuyas
normativas tienen perfecta aplicación en la traducción. Dice: “el poeta ha
de excluir de la poesía las palabras extrañas; ha de mantener el metro del
poema; ha de expresarse con un estilo vigoroso; ha de evitar los errores
gramaticales, y ha de depurar mucho, desechando, escogiendo solo treinta de
cincuenta”. En resumen, podríamos decir que al- Harizi en sus traducciones
literarias así como las maqamas del Hariri fue más libre, mientras que en las traducciones de tipo religioso fue más cuidadoso.
En lo referente a
las narraciones en prosa rimada, como mencioné anteriormente, la literatura judeoandalusí adoptó las reglas y las imágenes de
la literatura islámica.
Primeramente vamos a
ver ¿qué significa maqama?
Es el estilo literario basado en la
literatura árabe. La palabra maqama pasará a designar cualquier ejercicio retórico, proviene de Say´, un género literario surgido
en oriente, durante la dinastía abasí, que significa prosa rimada. Está a medio camino entre prosa y
verso, de belleza deslumbrante de ritmo y de expresión de la salida. Inspirado por cualquier motivo: narra un suceso de mínima importancia, o los azares de
un viaje. Esa prosa de arte fue la materia precisa con que modelaron sus obras
los primeros autores de maqamat,
en que corren parejos la retórica más florecida y el léxico rebuscado al
servicio de una temática original y divertida que es uno de los máximos títulos
de gloria de las letras árabes.
Al-Hamadani, es el padre de ese género y su imitador fue
al- Hariri, cuyo principal exponente fue Abu Muhammad al-Qasim Ibn Alí
al-Harirí (1054-1122), perteneciente a la denominada "Escuela de
Bagdad".
Como los árabes de al Andalus siempre
estaban pendientes de las novedades científicas y literarias en oriente, en
seguida contó con adeptos, primero entre los hispanoárabes y más tarde entre
los hispanohebraicos. Para terminar, ese nuevo género literario marcó una gran
influencia de la literatura árabe en la hebrea. Por tanto, centrándonos en la literatura hebrea andalusí, la
maqama fue adaptada por los hispanohebraicos, los cuales comenzaron a escribir
relatos de este tipo motivados por dos fines: uno de ellos, es el de entretener
a los lectores, y el otro, el de emular a los árabes intentando demostrar que el
hebreo era la lengua superior a todas las demás. Los escritores hebreos
utilizaron el termino mahbat, que significa (“composición”) para
traducir la palabra maqama y su plural mahbaror para designar el conjunto de ellas. El
género de la maqama llega a su completo desarrollo y mayor perfección en la
literatura hispanohebraica con nuestro autor Yehuda al- Harizi, a través de sus
producciones.
Al- Harizi realizó la traducción al
hebreo de las maqamas árabes de al- Hariri con el título
hebraico de “Mahbarot Itiel”, pero luego al- Harizi se arrepintió de
haber hecho una traducción en lugar de haber compuesto su propia obra. Decía: “me
había dado prisa en guardar la viña de los extraños y no había guardado mi
propia viña”. Fue entonces cuando compuso su propia obra en este género, el Sefer Tahkemoni, colección
de cincuenta y dos maqamas en prosa rimada, con algunos poemas intercalados. Recoge
relatos, sermones, narraciones de viaje, fábulas y poemas religiosos,
filosóficos y profanos. Sin
duda la más importante muestra del genero en la literatura hebrea.
El Tahkemoni comprende cincuenta y dos maqamas, el contenido de cada
una o relato es muy diverso, desde lo profano a lo religioso, y desde la
seriedad a la chanza o a la broma. Entre los recursos literarios que utiliza,
cabe destacar el género literario de la disputa, las justas poéticas, las
cartas de doble sentido, poemas uncidos, etc. Siguiendo el modelo árabe, y
especialmente el de al- Hariri, su estructura se basa en un narrador que relata
distintos episodios a la vez entretenidos e instructivos de distintos
protagonistas. El personaje más curioso es Heber
el quenita. Es el héroe del relato y, por tanto, el protagonista en todos
los relatos. Es mezcla de pícaro y sabio. Unas veces se presenta como anciano,
otras como joven, otras como célibe, otras como padre. Otro personaje es Hemán, viaja de un lugar a
otro. Ambos son amigos. Al principio el narrador, testigo presencial de los
hechos que va a encontrar, sitúa la acción en un lugar determinado, generalmente
en tierras de oriente, donde él se halla. Unas veces se trata de una ciudad
concreta, en otras se encuentra de camino realizando algún viaje. Generalmente
todos los capítulos comienzan describiendo el encuentro del narrador con el
pícaro Heber. En muchos de ellos el narrador no le reconoce, ya que son muchas
las personalidades que pueden adoptar su amigo y los disfraces que utiliza.
Las motivaciones que llevaron al-
Harizi a componerlo es que quería conseguir producir en lengua hebrea una obra
que aventajara a la de al- Hariri para demostrar que el hebreo era superior a
todas las lenguas. La importancia del Tahkemoni radicaba en que era la fuente
bibliográfica para el conocimiento de la literatura hebrea de la época.
Probablemente redactada en sus viajes por Oriente y destinada a los judíos de
aquellas comunidades, a pesar de que no se escribiera en al –Ándalus, refleja
las principales características de la escuela literaria andalusí. En cuanto a
su lengua, tanto la lengua como
las citas que aparecen, proceden de la Biblia. Sin embargo, las utiliza de
forma muy libre y alejada del contexto original. Asimismo, dota al texto de una
gran belleza lírica. De este modo, estos dos
trabajos mencionados fueron los que le valieron mayor fama y prestigio.
En el campo de la prosa rimada, Al-
Harizi no solamente tradujo obras de autores árabes, sino también de autores
judíos que redactaron sus obras en árabe, como Moreb
Nebukim, que significa (“Guía de perplejos”) de Maimónides, obra que fue
traducida poco antes de su nueva
versión hecha por Samuel b.
Tibbon. Al- Harizi enriqueció la traducción con dos capítulos, en uno recogía
todos los términos hebreos raros que había incluido en la traducción y los
explicaba; en el otro explicitaba el contenido de cada uno de los capítulos del
Moré, a fin de que cualquier
persona encuentre en el primer capítulo la explicación de toda palabra que no
conozca y en el segundo haya el contenido de la obra, la materia de sus
capítulos y partes. Algo que
a Samuel b. Tibbon le molestó. Otra traducción de Maimónedes fue el comentario de Maimónedes al seder Zera´im, primer
orden místico, las semillas (zera´im). La traducción fue hecha en vida de
Maimómendes, solo queda de ella la introducción y los cinco primeros tratados.
Otra labor traductora de Al- Harizi, de la lengua árabe a la hebrea se centra,
por ejemplo, en
"Los dichos de los filósofos", de
Hunayn ibn Ishaq, en una carta atribuida a Aristóteles,
en varios tratados de filosofía y medicina, en el "Libro sobre el alma" del Pseudo Galeno". Hay que
destacar aquí que sobre esa versión hebrea de al- Harizi del árabe al hebreo,
fue traducida al latín.
Entre su colección de las
traducciones del árabe encontramos obras de Aristóteles, como, en primer lugar,
“El libro de la administración del reino, que escribió Aristóteles al rey
Alejandro”. Y en segundo
lugar, “Epístola Moral
de Aristóteles”. Se trata de
un escrito moral.
Como producción
original propia cuenta al- Harizi con una amplia obra poética tanto en el campo
de la poesía secular como en el de la religiosa. Escribió también un libro de
poemas, llamado Sefer ha-`Anaq, que significa (“Libro del collar”), en el que
emplea la rima paronomástica. Se trata de una cadena de 257 estrofas,
generalmente de dos versos, ordenados por orden alfabético según comienza la
palabra de la rima.
Al parecer compuso
también poemas en árabe.
En conclusión, destacaríamos de este
trabajo lo siguiente:
-La importante labor de este
personaje en el campo de la traducción, ya que nos ha legado un auténtico
tratado;
-La similitud de ambas lenguas,
hebreo y árabe, ¡cómo no y ambas son semíticas! O sea la gran ayuda que supone
el profundo conocimiento de una de ellas para poder estudiar la otra.
-El enorme valor de las traducciones
semíticas, que sirvieron como base para las traducciones latinas y de ahí, su
difusión posterior por toda Europa.
Realizado por Ranim Solayman