martes, 14 de mayo de 2013

ATARDECER



Una vez el sol,

cuando sus luces ya se iban

delirando, decía adiós;

entre sus rayos

mandaba amor,

en su ocaso triste; 

amarillo su color, 

y de amor enrojecido,

sus rayos, entre ellos,

 hablan de amor,

las espigas, por la brisa  mecidas,

del sol sentidos, restos de calor,

caricias y  besos. 


Triste, gris  y frío, lo oscuro asomó.

De repente,  

el tiempo paró;

la ruta, al fondo y la escena,

todo congelado quedó;

árboles mudos, ramas y hojas

perplejas y quietas,

así pasó;

pájaros sin cante,

a sus hembras, 

ni conquistas ni halagos.

Completada la escena,

el telón, en silencio bajó.




                                                                                              Ranim Solayman

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